viernes, 22 de abril de 2011

LAS MARIONETAS BOXEADORAS


Otro de los juguetes que podemos encontrar en prácticamente todos los blogs o facebooks de juguetes de los 70 son las marionetas de Pepe Legrá y Urtain. Yo también las tuve, y me lo pasaba genial con ellas.

Recuerdo muy bien cómo, en aquellos años, estos dos boxeadores, junto con Carrasco y Velázquez, gozaban de una popularidad muy similar a la de los futbolistas estrella de la época. Qué lástima que Urtain tuviera tan triste final, por cierto…. Pero las marionetas eran geniales. Tenían una barra vertical por dentro que se insertaba en la cabeza (del juguete) y dos palanquitas a cada lado de la misma que, al ser presionadas con los pulgares, catapultaban los puños de los boxeadores hacia delante con una potencia nada desdeñable gracias a un sistema de muelles (cosa que averigué, por supuesto, quitándole la ropa a las marionetas: Qué pintas tan extrañas tenían sin ellas. Yo creo que fueron los precursores de Robocop :), con lo cual podías batirte con un amigo eligiendo cada uno su marioneta preferida (que, no sé por qué razón, invariablemente venía a ser Urtain). Lo difícil, al final, era ponerse de acuerdo en quién había ganado el combate, evidentemente.

También tuve una bruja de la misma colección. Sostenía una escoba entre las manos, y claro, al accionar la palanca... daba escobazos!

Por supuesto, las conseguí todas en la tienda del Sr. Alfonso... Algún día le dedicaré una entrada al mítico Sr. Alfonso (conocido así por todos los niños y niñas de la zona) y a su tiendecita, en cuyo escaparate -que no era más que la ventana de lo que había sido el comedor de una planta baja- siempre estuvo expuesto el absurdo 'Peine para calvos' (un artículo de broma consistente en un peine ENORME de color rosa), acompañado de una anárquica mezcolanza de bombas fétidas, artículos de broma, sobres de soldados, cochecitos en miniatura y un sinfín de pequeñas cosas que nos hacían tan felices a los críos de entonces.

En la fachada había una arandela de hierro a la que solía agarrarme hasta que mi madre, harta de tironear de mí sin conseguir arrancarme de la misma, accedía a comprarme cualquier cosilla dentro, aunque fuera un sobre de Montaplex de a duro. Ésta era la segunda 'agarrada`del camino a casa. La primera había sido en el kiosko de más abajo, donde por regla general, ya había conseguido el Mortadelo de la semana :) 

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