jueves, 21 de abril de 2011

LAS ENCICLOPEDIAS DE MARRAS...


A finales de los 60, principios de los 70, mis padres se hicieron tres enciclopedias por fascículos. Una de ellas, la Biblioteca Básica Salvat -libros RTV-, 100 títulos en total, de lo más variopinto. Incluso había uno, 'Historia del humor gráfico del siglo XX', que con este título tan seriote se zambullía en los autores de cómic de la época y nos proporcionaba muestras de sus trabajos. Desde Miguel Delibes a Lluis Miratvilles, pasando por los clásicos (Oscar Wilde, Charles Dickens, Lope de Vega, Conan Doyle, y un largo etcétera), todo un abanico de temas y autores. Una joya que mis padres aún conservan (creo). Bueno, al menos un ejemplar lo tengo yo en casa. Me leí TODOS los volúmenes en los siguientes años, en serio. Aunque de algunos, evidentemente, no entendí la mitad . Pero ahí nació el germen de un lector empedernido. De ahí y de los volúmenes que mi padre compraba en el Clot (rastro de Barcelona) por sus cubiertas, y que ocultaban tesoros que yo devoraba ante la mirada distraída de mis padres. (Recuerdo cuando me leía El Decamerón de Bocaccio sintiéndome un poco culpable, sin que ellos sospecharan qué estaba leyendo realmente.

Otra colección que cayó en casa fue la Enciclopedia de Ciencias Naturales de Bruguera. Aún la conservo, y es una joya llena de bonitas ilustraciones, y pocas fotos. Abedul-Centeno; Centrárquidos-Granado; Granates-Peridoto; Periodos-Zumaque, rezaban los lomos de los 4 fascículos. Fue mi lectura favorita durante muuchos años. Un poco freaky, si quereis, pero la cosa de la naturaleza gustaba mucho en casa.







Y no me olvidaré de la mítica Enciclopedia del Automóvil del no menos mítico Rafael Escamilla (Recordáis sus programas en TV?) También las conservo, por suerte. Es muy curioso hojear sus páginas hoy en día, y ver lo que en la época eran novedades y tecnología punta en el incipiente mundo del automóvil...


Los fascículos llegaban cada viernes a casa, y los traía la dueña de un kiosko que, la verdad, no estaba nada cerca. Pero la mujer se hacía la ronda por las tardes, llevando los libros a las casas en unas cestas de la compra de nylon, de aquellas de rayas. Vestía con pañuelo en la cabeza, le faltaban varios dientes y no olía nada bien, pero cuando veía su silueta en la puerta de la galería los viernes por la noche, tocando el timbre, daba un salto de contento. Era toda una fiesta. La mujer se sentaba un rato y charlaba con mis padres, y yo absorbía encantado el olor a libro nuevo de los cuadernillos...

3 comentarios:

  1. La Enciclopedia de Ciencias Naturales de Bruguera... jo, cuando la he visto me ha dado un vuelco el corazón.
    Estaba en casa de mi abuela (ignoro dónde habrá ido a parar), y me pasaba las tardes mirando los preciosos dibujos que tenía.
    Lo primero que recuerdo haber consultado era de qué demonios se trata el zumaque :-D

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  2. Buenísimo. He llegado aquí buscando en gúguel "Periodos-Zumaque".

    Y suscribo totalmente (y con una lagrimilla en un ojo) el comentario anterior.

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  3. Esas enciclopedias de fascículo han sido responsables de iniciar en muchos de nosotros la enfermedad de la lectura. Y muchas veces pienso en el esfuerzo que hicieron nuestros padres para traer a casa un poco de cultura de la que ellos carecían.

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